¡Ay mamita, los chilenos! Por lo que leo y la forma en que está escrito, creo que Rafael Gumucio está siendo irónico. Está atacando a la derecha de su país, a esa misma derecha que se la tiene jurada con los Peruanos y que para pensando en guerra. Es como decir, si los peruanos tanto nos joden con que somos malos, ok, seamos malos pues a ver qué pasa.
A Gumucio le doy el beneficio de la duda. Es más, creo que está siendo un payaso de buena gana. Los que me conocen saben que tengo amigos chilenos de los dos flancos (porque Chile está dividido en dos: los pinochetistas y los antipinochetistas) y por lo que he conversado con ellos, nunca me han dado a entender una agresividad como la que demuestran y remueven las prensas y algunos elementos de los gobiernos de ambos países para crear odios, y así subir los ratings y los votos.
Creo que Chile y Perú y los demás países sudamericanos deberíamos tener un mercado común mismo Europa. Creo en la paz entre ambas naciones y en el cruzar fronteras sin pasaporte y sin que te pongan contra la pared. Creo que ya es hora de emular a Lennon en Sudamérica y pedir que esta guerra fría termine. Un mundo sin divisiones. ¿Para qué carajos cantó "Imagine" si no es para nosotros los sudamericanos también?
Creo en el entendimiento y la paz entre Chile y Perú. También creo que el Huáscar debería estar anclado en el Callao y que el pisco es peruano, carajo. A cada quién lo que es suyo.
A los peruanos les pido que se dejen de Humaladas y no critiquen o condenen a los chilenos sólo porque un puñado de sus empresas meten el hocico en Perú y nosotros bien que nos dejamos. Créanme, ya no estamos para odiarnos sino para entendernos.
A Gumucio le doy el beneficio de la duda. Es más, creo que está siendo un payaso de buena gana. Los que me conocen saben que tengo amigos chilenos de los dos flancos (porque Chile está dividido en dos: los pinochetistas y los antipinochetistas) y por lo que he conversado con ellos, nunca me han dado a entender una agresividad como la que demuestran y remueven las prensas y algunos elementos de los gobiernos de ambos países para crear odios, y así subir los ratings y los votos.
Creo que Chile y Perú y los demás países sudamericanos deberíamos tener un mercado común mismo Europa. Creo en la paz entre ambas naciones y en el cruzar fronteras sin pasaporte y sin que te pongan contra la pared. Creo que ya es hora de emular a Lennon en Sudamérica y pedir que esta guerra fría termine. Un mundo sin divisiones. ¿Para qué carajos cantó "Imagine" si no es para nosotros los sudamericanos también?
Creo en el entendimiento y la paz entre Chile y Perú. También creo que el Huáscar debería estar anclado en el Callao y que el pisco es peruano, carajo. A cada quién lo que es suyo.
A los peruanos les pido que se dejen de Humaladas y no critiquen o condenen a los chilenos sólo porque un puñado de sus empresas meten el hocico en Perú y nosotros bien que nos dejamos. Créanme, ya no estamos para odiarnos sino para entendernos.
¡Al Abordaje, Muchachos!
Basta de cartas de protesta, de gestiones diplomáticas, de confusas declaraciones: ya sabemos que los peruanos no nos van a entender y, por lo demás, siendo sinceros, no nos interesa que nos entiendan. Hagamos lo que hagamos, siempre les caeremos mal a nuestros vecinos. Por lo mismo, en vez de seguir perdiendo el tiempo, mejor tomemos el toro por las astas: vayamos derechamente a pelear, pero no a favor de nuestra soberanía, sino en contra de la de ellos. Los jaguares no tenemos amigos, así es que volvamos, como en la Guerra del Pacífico, a degollar inocentes y a violar vírgenes en Lima.
Vayamos a la guerra, sin esperar motivos, sin dar explicaciones, ahora mismo. ¿Qué podríamos perder? A lo más, algunos miles de personas, que -según múltiples encuestas- de todas maneras sobran: un pelo de la cola comparado con lo que podríamos ganar.
Nuestras carnes tiemblan de felicidad con sólo imaginar que Mario Vargas Llosa podría convertirse en el mejor prosista chileno y que por fin tendríamos a alguien -como César Vallejo- capaz de dejar callado al parlanchín Neruda. Y también nos quedaríamos con Alfredo Bryce Echenique, con Julio Ramón Ribeyro, con José María Arguedas, a quienes los cholos incultos nos saben apreciar en su real dimensión.
En materia de negocios, seríamos estrictos: qué maravilloso mall podríamos construir en el centro mismo de Machu Picchu, con un cartel gigante del Padre Hurtado en la entrada, con una macro sucursal de Falabella, con música ambiental de Los Jaibas y con un campo de golf con hoyos milenarios. Y podríamos transmitir el Festival de Viña desde Cuzco, con Laura Bozzo como animadora, mientras Cecilia Bolocco, Lucho Jara y Rafael Araneda enviarían despachos a Santiago sobre los extraños gustos gastronómicos de la gente del norte, que, en lugar de alimentarse con mezclas de todo un poco con sabor a detergente, se chupan los bigotes con sus ceviches, sus ajíes de gallina, sus ocopas arequipeñas y sus tacú tacus.
No sé qué estamos esperando. Con unas pocas lecciones, los ricos peruanos podrían enseñarles a los nuestros a hablar correctamente el castellano, y también podrían darles unas charlitas sobre buenas maneras, para que los ejecutivos chilenos dejen de ser esos palurdos que los fines de semana se ponen camisas polo.
Joaquín Lavín ya tendría terreno ganado: su jefa de campaña se expresa con un hermoso acento peruano y su idea de las cárceles-islas encontraría un símil en los presidios que los peruanos tienen en las montañas. Los demás candidatos también se sobarían las manos: Piñera necesita nuevas aerolíneas con las que jugar, la Bachelet más tanques sobre los que desfilar y Hirsch más ilusos a los que venderles su marxismo hippie.
Perú ya es nuestro: está a pocos tiros de fusil de nuestros sueños más ocultos. Dejémosnos de ser paisaje y empecemos a ser imperio. Gritemos una vez más "al abordaje, muchachos". No nos equivoquemos. Perú no nos está agrediendo: nos está llamando.
Rafael Gumucio
Rafael Gumucio