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Monday, July 20, 2020

Muchas canciones del cuarteto de Liverpool estaban cargadas de un intenso y subliminal, aunque saludable, erotismo*












¿Beatles y sexo se pueden combinar? Nunca se desligaron. El mismo Paul McCartney confiesa en el comentario de audio del DVD de la película Magical Mystery Tour que los Beatles eran jóvenes y viriles en pleno 1967, y por tanto se podían dar el lujo de mostrar a la terramoza Wendy Winters (Mandy Weet) en ropa interior comiendo en el restaurante de la famosa escena del sueño gástrico de John Lennon. También la energía sexual de la banda logró que apareciera en el mismo film una stripper (Maggie Wright) bailando en la carpa-cabaret. Aunque la desnudez de esta última fue oculta por la censura descarada, se pudo mostrar en el material adicional incluido en el DVD.





La revolución de los sesentas fue mucho más que simple paz y amor. Por si no lo sabían, estaba sexualmente cargada como si las hormonas fueran iones de litio listos para mover a un mundo que se iba dando cuenta que, si no follaba, podía causar otra guerra mundial.






¿En quiénes se inspiraron los Beatles para sus canciones eróticas? Pues en las groupies. El LP Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (junio de 1967) es el disco del verano del amor, del encanto de las flores y de los colores de estío; pero Magical Mystery Tour (diciembre de 1967) y, sobre todo, The Beatles (noviembre de 1968) -el famosísimo “Álbum Blanco” y hasta ahora el LP más vendido de los sesentas- cuentan, en doble sentido y en algunos casos cuasidirectamente, de una actividad sexual ya liberada y desenfrenada de la banda para con las groupies.


 


Los Beatles tienen a dichas groupies a sus pies, y ellas van desde simples chicas de clase media hasta damas de la realeza británica, modelos cotizadas, fotógrafas profesionales de familias de alta alcurnia estadounidense y hasta artistas del Lejano Oriente. Ya para agosto de 1968 había pasado un año de la muerte de Brian Epstein, la figura paternal/maternal de la banda quien les había enseñado a vestirse, a actuar, a mostrar una educación y una moderación que de cuando en cuando en el escenario, con una sacudida de cabeza y un “wooo” podía hacer que las mujeres se orinen ahí mismo, que tengan un orgasmo.






Los Beatles no tenían el poder político de Adolf Hitler, quien también causaba sensaciones similares en las mujeres alemanas de raza aria durante sus grandes y escalofriantes “rallies”, pero sí eran artísticamente muy buenos e infinitamente superiores al líder Nazi (si han visto las pinturas de Adolf se darán cuenta). ¿Las mujeres son atraídas por el poder? Sí, claro, algunas. Pero personalmente preferimos a las que son atraídas al arte, especialmente a la música.




¡Y qué música la que nos dieron los Beatles! 50 años después, el “Álbum Blanco” suena mejor que nunca (sin importar la edición o mezcla) y sería la colección de canciones más sexualmente maduras de la banda. Exactamente cinco años antes, en With The Beatles (1963) nos habían dado 14 canciones de amor heterosexual simple de alta gama (13 si descontamos “Don’t Bother Me” de un George Harrison harto de las atenciones de las fans), con un Paul McCartney sugiriendo, no expresando, lo feliz que era haciéndole el amor a su novia en “Hold Me Tight”, así como un John Lennon que se la pasaba extrañando a la mujer que amaba, su esposa Cinthia. Del With al White no solo pasan cinco años sino también muchas aventuras amorosas de los cuatro. Escapadas, encubrimientos, peleas, amistes, dolores de cabeza y dolores de bolas. Un viaje a la India a inicios de 1968 para meditar hace ver a John que la “pureza” no existe al darse cuenta de que el gurú Mahesh Yogi no era un “iluminado” sino un ser terrenal que sentía ardores por Prudence, la hermana de Mia Farrow. Cinco años antes, Paul McCartney le contaba al novio -o marido- de la groupie que se había comido la noche anterior que ella aún “lo ama, ye-ye-yé” (es más que evidente que Paul se la está devolviendo). Pero John era más obsesivo y romántico: si una chica lo engañaba con otro, él era capaz de herirla o matarla (“You Can’t Do That”, “Run For Your Life”). George no se hacía problemas y mostraba una indiferencia y elegancia que lo hacían irresistible, atrayendo a la más atractiva de todas: Pattie Boyd. “Love You To” y “I Want To Tell You” sugieren su preferencia por ser paciente y practicar el sexo tántrico. Ni Sting, campeón del aguante, ha escrito canciones así.

¿Y Ringo Starr? El más mujeriego de todos. Los otros tres eran amateurs, niños de parvulario comparados con Ringo, quien mostraba una dureza portuaria y carisma de clase trabajadora estando encima de los demás en un escenario. Tocaba batería para ganarse la vida y de ahí poner una peluquería para damas (evidentemente su apetito era insaciable). Ringo entendía también que su salud no era muy buena y que había que disfrutar estar vivo cada instante. Su sabiduría fue más terrenal que la de los demás y eso también le dio eventualmente la voluntad de superar su alcoholismo y su adicción a las mujeres casándose con una de las más bellas: Barbara Bach.



¿Qué más hay en el paquete de canciones de los Beatles 1962-1970? Pues puro sexo, y luego más sexo salpicado con filosofía y algo de política. Su primer LP se llama

Please, Please Me



y la canción título es una oda al sexo oral y a la negociación en privado (la foto de la portada está en contrapicado... a propósito).


A Hard Day’s Night es el LP de más “actitud viril” con un Lennon haciéndole el amor a su esposa luego de un día de trabajo, un McCartney dándose cuenta de que por más dinero que tenga no puede acostarse con la mujer que desea, y un George haciéndose el difícil en la pista de baile: como ya lo mencioné, él siempre las conseguía bellas y sofisticadas.






Las cosas parecen irles mal con las mujeres hacia Help! y Rubber Soul. En estos discos les cae una profunda depresión quizás causada por el exceso de fama y la marihuana y, aunque no hay discusión alguna sobre la calidad de las canciones, estas llevan un tono cáustico y algo misógino. Las chicas ya no le devuelven las llamadas a Paul, los encuentros casuales extramaritales de John terminan en apartamentos incendiados y golpizas, Ringo está de capa caída y el único a quien parece no importarle todo esto es a George, quien tiene una actitud tan madura para con el sexo opuesto que cada tema suyo, como "Think for Yourself", parece ser una lección de vida para los otros tres. El single "Day Tripper" es sobre una chica quien deja plantado al narrador y lo deja "al palo" después de una noche de seducción. Pudo haberse llamado "cock-teaser" (o "calienta-bolas") pero eso hubiera escandalizado a Brian Epstein primero, y al mundo después.








Como ya lo indicamos, Pepper es el disco del amor, y si creen que el sexo no está presente, pues se equivocan: la última frase del disco es “I’d love to turn you on”. En Magical Mystery Tour tenemos psicodelia sexual pura de John con “I Am The Walrus” y el tema título, aunque la excitación cae con la melancolía de “Fool on the Hill” y el edipismo de “Your Mother Should Know”, ambos temas a cargo de Paul.







El Álbum Blanco es el más evidente testamento de un intenso y a la vez maduro erotismo en canciones como “Back in the U.S.S.R.” y “I Will”, y no tan oculto como en “Why Don’t We Do It In The Road”. Las insinuaciones continuarían en Abbey Road y Let It Be con “Come Together” y “I’ve Got A Feeling” pero claro, sería muy “enfermizo” de nuestra parte creer que hay connotaciones eróticas en “Let It Be” o “Maxwell’s Silver Hammer”.







1970 encuentra a los Beatles totalmente controlados por sus mujeres, quienes los conquistaron a ellos, no ellos a ellas. El juego de ser “grupo” había acabado y empezaba otra década y otra etapa en sus vidas. Las cuentas regresivas al 8 de diciembre de 1980 y al 29 de noviembre del 2001 se habían iniciado, pero qué bien que la pasaron en esas giras y aventuras orgiásticas, desenfrenadas y sin preocupaciones: prueba de ello son sus fantásticas canciones, escritas en hoteles, autos, aviones y en camas ajenas.







Y eso que no he mencionado sus andadas en el Hamburgo de 1960.






*Este artículo puede considerarse como una reseña del libro The Beatles Illustrated Lyrics de Alan Aldridge (1969), así como del LP The Beatles (también conocido como el "Álbum Blanco", 1968), en celebración de sus 50 años.




Sunday, July 5, 2020





Tutto Carrà (Sony Music, 1999)











Raffaella Carrà es la mujer perfecta de la música popular europea. Es imposible pensar en otra, al menos para mi que la conozco desde que estoy en este mundo. Mi abuelo italiano la adoraba y tenía uno que otro cassette de ella. Quizás los LPs desaparecieron gracias a la mano negra de mi abuela porque, en verdad, la artista es despampanante y una portada bastaba para derretir a cualquier hombre. Mi abuelo sabía, al igual que yo lo sé ahora, que Raffaella Carrà es la cantante más atractiva y talentosa que ha habido. Una fuente de entretenimiento de esas que sólo se dan una vez en la vida, y es tan única que es imposible compararla con alguna otra cantante contemporánea, sea de Italia, Francia, España o Latinoamérica.



Curiosamente los gays adoran a la Carrà, y digo curiosamente porque ella tiene un sex appeal para el hombre heterosexual mucho más intenso. Quizás fueron las actuaciones con bailarines masculinos netamente queer o las letras feministas de doble sentido que escandalizaron a la homofóbica dictadura militar de Argentina, pero la verdad es que Raffaella conectó con la comunidad gay enclosetada y le dio una cierta identidad. La feminidad de Carrà es intensa, agresiva y muy viva, y eso siempre representó un desafío para el status quo masculino. Esta mujer es una diosa de esas que pasan por la vida muy raras veces... y ahora que me pongo a pensar, es probable que ella sea una de las primeras que cantó a grito pelado, y en varios idiomas, el clamor de liberación sexual de la mujer occidental. No se me viene a la mente otra cantante, por el momento.



Tal como David Bowie, Raffaella Carrà tiene una tendencia a cambiar, a mutar en el escenario y a asimilar diferentes personalidades cual Zelig. Puede ser una santa en una sesión fotográfica y en un show de TV convertirse en una dominatrix capaz de romperte el corazón y dejar una deuda de 3,000 euros en nuestra tarjeta de crédito. A veces es la chica más bella de la escuela y luego de uno o dos temas es una extraterrestre. Quien esté casado con Raffaella Carrá, es el hombre más afortunado del Mediterráneo.



Como decía, Carrà representa a la perfección a la mujer artista Europea de los sesentas y setentas, evolucionando de la inocencia pre-hippie hacia el hastío post-moderno de la plástica década del ochenta. En Italia no tuvo el éxito esperado y tuvo que emigrar a España, donde grabó discos en la lengua de Cervantes con un acento goloso, elegante y perturbador. Ella era la chica con la que todos querían salir a bailar. Y ella quería bailar con todos. Tenía una canción llamada "Pedro" en donde describía un caso muy común de turismo sexual: la típica extranjera (casada) que en un viaje a la Argentina se "levanta" un guía turístico mucho menor que ella y éste le hace ver "todo menos Santa Fé". "Pedro" no está en la colección Tutto Carrà, pero la pinta de cuerpo entero; o al menos la fantasía que tenemos de ella.


“Felicità”, otro ejemplo frívolo, no tiene un ápice de melancolía ni amargura. Es fiesta, pachanga, jarana, orgía, alcohol, individualismo, Rock and Roll en 2/2. Todo eso juntado en tres o cuatro minutos a toda velocidad. El funk melódico –ácido jazzídico– del “Drin Drin” puede recordarnos a Donna Summer y a Giorgio Moroder, aunque sea producido por el novio de la Carrà de aquel entonces. Es de 1979, año del fin de la música Disco como tal.


Pero la Carrà también tiene su fuerte en la balada y puede llegar a desgarrarse por un amor no correspondido: “Io Non Vivo Senza Te” asombra por la intensidad con que Raffaella llora por la leche derramada. Mi pregunta es, ¿alguien en este mundo es capaz de romper con la mujer más completa de Italia? Imposible. Ella es una mujer intensa, que ama la vida y la aprovecha a cada instante y en todo aspecto; siendo prueba de ello el dinamismo de “Forte Forte Forte,” su single más logrado.




Italia le debe mucho a ella y el mundo aún no la ha descubierto del todo. Los que pasamos los treinta la recordamos, la vivimos, y deseamos ver y oir más de ella. Yo personalmente la prefiero cantando en Italiano y con ese inglés forzado y chillón como en "She's Looking Good." Después de verle las piernas, decimos indeed.



Gerardo manuel






Por lo menos tres generaciones de peruanos que escuchamos música le debemos algo, o mucho, a Gerardo Manuel, una persona que dedicó toda su vida adulta a promover, interpretar, o administrar música, con una predilección por artistas peruanos. Su muerte el cuatro de julio, día de la independencia de los Estados Unidos, es una especie de “corolario” ya que de dicho país proviene el rock and roll, la música que más le apasionaba.



La carrera de Gerardo empieza a temprana edad como integrante de los Shains y luego de los Doltons, para luego pasar por Pepper Smelter, Gerardo Manuel y el Humo, y Pax. Como solista interpretaba temas de rock populares adaptados al español, y la verdad que le quedaban bastante bien. Fue directivo de El Virrey y de la tienda de discos La Discoteca, donde alguna vez lo vi atender tras el mostrador. Pero nunca me atreví a hablar con él porque le tenía algo de miedo, ya que era una persona muy famosa y, bueno, intimidante por eso.



Pero su mayor éxito fue el programa de TV Disco Club, el sueño dorado de cualquier fanático de la música que busca difundirla: una hora, de lunes a viernes, en la que mostraba videos y conciertos de los artistas del momento. Desde 1978 y pasando por varios canales de TV, Disco Club creó un movimiento musical en el Perú gracias a que se transmitía a todo el territorio nacional a través del canal estatal. Gerardo Manuel presentaba artistas británicos, estadounidenses, canadienses y peruanos, manteniendo distancias con artistas, según él prefabricados, provenientes de las procesadoras de carne humana de México y Argentina (jamás lo vi promocionando a una banda azteca o gaucha). Él prefería darle voz a talento peruano que merecía llegar a la mayor cantidad de juventud posible. Al hacerlo, Gerardo también estaba dándole al rock peruano una identidad propia, algo muy difícil debido a que en general era una copia del rock argentino, que a la vez era una copia del rock anglosajón, que a la vez le robaba la música a los negros de forma descarada.



La partida de Gerardo, víctima del mal de Parkinson, deja huérfana a una gran cantidad de amantes del rock, para bien o para mal. Gerardo nos dijo qué escuchar y qué no. Nos hizo oír las campanas de libertad y tambores de guerra que traían las guitarras eléctricas y las baterías de fuera, contribuyendo a que se repliquen en el Perú.


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