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Sunday, March 31, 2024

1971: [sin título] (también conocido como Runes, Zoso, Led Zeppelin IV o The New Led Zeppelin Album), Led Zeppelin

El cuarto LP de Led Zeppelin, aún sin título, es el equivalente en arquitectura a uno de esos hoteles construidos por la inmobiliaria Trump: enormes, majestuosos, con habitaciones cómodas y lujosas y mucho enchapado en oro, pero cómo se construyó y qué triquiñuelas se hicieron para que se termine... eso es otra historia. Y es que Jimmy Page, uno de los más grandes estafadores y cuenteros del rock inglés, sabe cómo marquetearse. Es un guitarrista de rock con buenos riffs y eso, pero no es mejor que Beck o Clapton. Apenas alguien le cuestiona o critica algo, Page sale con el cuco de “ooh, satánico, ocultista... misterioso... celta” y la gente se asusta y lo deja en paz. Es tan vendedor de sebo de culebra que hasta ha tenido el descaro de usar la muerte del hijo del vocalista Robert Plant y la de la del baterista John Bonham para “promocionar” su imagen y banda.

 Dicho esto, Led Zeppelin no es una banda mala. Tiene a John Bonham, un baterista espectacular que hacía temblar de envidia e inseguridad a cualquier otro, a Robert Plant, un vocalista que sabía aplicar una mezcla de blues y misticismo a su voz de alto rango, y a un bajista/tecladista llamado John Paul Jones, de perfil bajo, que siempre está manteniendo todo junto y cohesionado. La unidad de este disco es más que evidente en momentos creativos como “Black Dog”, un tema de alto voltaje con inicios y paradas que muestra la influencia de Chuck Berry para luego dar paso a un homenaje a Little Richard: “Rock and Roll” (Peter Grant, bravucón manager de la banda, solía ser el chofer de la limusina de Richard cuando éste iba a Inglaterra). Sandy Denny y Robert Plant se lucen en un dueto folk, “The Battle of Evermore”, que tiene referencias a “Lord of The Rings” (otra obra inflada y sobrevalorada de la literatura inglesa, sobre esta putearé más adelante), y claro, la joya del disco es “Stairway to Heaven”, tema que estará en el obituario de Page cuando este parta a mejor vida (“Fallece Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin, los de 'Stairway to Heaven'). Decir que Page y Plant escribieron el tema ellos mismos es, de hecho, mentir.

Page es una experta urraca ladrona que roba riffs y acordes de aquí y allá y se las lleva a su nido. No es el único guitarrista que hace esto: Steve Miller también, pero Miller me cae más simpático. “Taurus”, tema de Spirit de 1968, fue profanado por Page para beneficio de “Stairway”.

El lado B presenta una estructura similar al A: rock del bueno y de vanguardia con “Four Sticks” y “Misty Mountain Hop”, balada folk con “Going to California” y un blues pesado y místico con el cover de Memphis Minnie “When the Levee Breaks”, de lejos el mejor tema del disco.

La banda muestra lo mejor de sí en todo el disco, no hay discusión en esto. La producción es impecable y oculta deficiencias que tanto Page como Plant pudieran tener en sus respectivos roles gracias a los efectos electrónicos, pero el resultado es satisfactorio y hasta ahora exitoso. Como los edificios Trump, podemos admirar su arquitectura pero al mismo tiempo criticar los métodos y las personas a cargo.

Wednesday, March 20, 2024


1966: Revolver, The Beatles.

Si vemos la contraportada de Revolver, notamos que los Beatles “están en otra”. Es decir, están “far out”. Ya no miran a la cámara, están con anteojos y, oh sorpresa, visten atuendos distintos. Esto mientras seguían haciendo conciertos de treinta minutos en Estados Unidos y demás países. Revolver fue grabado antes del fin de las giras de la banda, y es prácticamente un disco experimental para ellos que funcionó a la perfección. La versión a la que me refiero, como siempre digo, es la inglesa de Parlophone. Capitol en Estados Unidos macheteó el disco y lo convirtió en un cuasi-EP sacando algo del contenido lisérgico de Lennon y mandándolo a un compilatorio previo llamado Yesterday and Today.

El único “concepto” de Revolver es, al parecer, una revuelta juvenil impulsada por drogas alucinógenas. Jon Anderson, cantante de Yes, dijo en una entrevista en 1993 en Lima que para él este disco era el inicio del “rock progresivo”. Sin Revolver su banda hubiera sonado como los Archies, y probablemente algún tema como “Daydream Believer” sería su caballo de batalla.

La primera vez que oí Revolver, a los 14 años, yo creía que los Beatles estaban tocando el cuarteto de cuerdas en “Eleanor Rigby”. Creí también que “Yellow Submarine” había sido agregada como “bonus” proveniente del álbum del mismo nombre, y que por algún motivo George Harrison estaba empezando a dominar a John Lennon y Paul McCartney con temas más agresivos y disruptivos (“Taxman”, “Love You To”). Muchos jóvenes que escucharon Revolver por primera vez en aquel verano del 66 debieron haber pensado cosas parecidas: ¿En qué andan los Beatles ahora? ¿Lennon no se está yendo de boca demasiado? ¿Qué es eso de “Tomorrow Never Knows”? El disco ya no era lo que los oyentes esperaban: sorpresas musicales cómodas al oído o canciones de amor que ellos habían estado produciendo con tanta destreza. Aún se mantenían unidos y con ganas de producir la música interesante que ellos buscaban. Y encontraron una resonancia profunda en su público (hubo gente que detestó el disco y abandonó a los Beatles, ojo). Ya no hay canciones de amor o sexo con doble sentido, sino observaciones a nuestra propia mortalidad (“Rigby”), infancia (“Submarine”), subconsciente (“I’m Only Sleeping”) e incluso obsesiones profundas hacia objetos de deseo (“Here, There and Everywhere”).

El asunto es que ningún tema está de más: Revolver es, una vez más, una revuelta juvenil hecha por la mejor banda de rock del mundo. Y creo que como tal, siempre vale la pena recordar la primera vez que uno lo escucha por primera vez. Y si no han escuchado Revolver, eh... ¡Se los recomiendo!

Sunday, March 17, 2024

La gran lista, un LP por año entre 1994 y 1954. Guía esencial para entender cómo se movió la música popular de occidente en cinco décadas. 

1962: Bob Dylan.

Hasta 1962, es decir, hasta la aparición de Bob Dylan en un sello discográfico tan importante como Columbia, la música popular de la radio, y la industria discográfica en general, solo tenía un propósito: entretener. Cuestionar el sistema capitalista norteamericano, el que acababa de ganar la guerra más brutal de la historia de la humanidad, era de “comunistas”, “anarquistas” o, yéndonos al racismo extremo: “de judíos y amantes de los negros”. La gente se olvida que en 1962 el rock and roll estaba enterrado por artistas hiperinflados y aburridos, y las bandas de auténtico sonido rebelde estaban limitadas a los sellos discográficos menores.

El joven Bob Dylan debuta con una colección de covers y un par de originales que sacude los cimientos de la juventud estadounidense. Aquí solo está Bob, su harmónica y su guitarra de palo (qué asombroso guitarrista acústico que es Dylan, es increíble que rara vez se mencione su destreza). La voz de Dylan es atrevida, nasal y tiene el objetivo de poetizar y contar historias. ¿Técnica o falsetto? Déjenselo a los negros, que ellos inventaron esa música. El joven Dylan buscaba triunfar en Nueva York y vaya que lo hizo. Luego de este disco, Dylan compondría más, mucho más, y 54 años después se llevaría el Nobel de literatura por sus letras. Así de buenas son. Llegarían álbumes fantásticos como Freewheelin' Bob Dylan, Blonde on Blonde, Highway 61 Revisited y tantos otros que ahora son más que importantes en la historia del rock and roll.

Como mencioné, en 1962 el rock and roll estaba muerto, había sido asesinado, pero Dylan le había dado un electroshock arraigado en el folk y el blues que lo resucitaría con su influencia: Byrds, Beatles, etc. Prácticamente todos los discos que se han venido mencionando.

Saturday, March 16, 2024

La Cuenta Regresiva de 40 años hasta el punto origen del término y género que nos hace vibrar hasta ahora a algunos, pero en el lejano pasado a millones.

1957: Here's Little Richard, Little Richard.

El primer LP de Little Richard debió haber sido el equivalente a una bomba atómica en la incipiente industria musical. Aquí estaba un pequeño hombrecito de Macon, Georgia, tocando el piano y cantando groserías acompañado de una banda frenética que quizás tendría su reflejo latino-cubano en la orquesta de Dámaso Pérez Prado.

Frenesí, sexualidad, violencia, gritos y en general una catársis hormonal juvenil que los oyentes estaban dispuestos a disfrutar y la industria a capitalizar. Ningún tema de su primer LP es “relleno”: todos valen oro. Fue quizás este el LP que técnicamente inició el sonido rock con “Tutti Frutti”, partiendo del boogie woogie pero acentuando más los beats 2 y 4 como si se tratara de una marcha castrense. Aquí ya no había marcha atrás: “Rip it Up”, “Jenny Jenny” y la favorita de Paul McCartney “Long Tall Sally” dejarían claro el “nuevo” sonido.

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