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Wednesday, November 17, 2010









The complete pickPocket Ensemble albums on Aquarius Records:

















Fingerpainting in Red Wine (2005)

Soul Café - Live at Strings (2006)

Memory (pickPocket Ensemble, 2010)





On November 2010, The pickPocket ensemble played yet another small venue in the Bay Area and I happened to be there. I had the chance to catch Rick Corrigan, the main composer and accordionist of this amazing instrumental combo. I wanted to interview him and mention him how much I loved his music, a kind-of-a-dream gypsy European cafe, one with lots of spices and nostalgia.






The pPE is one of those "little bands that could" that have to fight for spaces and times to express themselves. It's a shame that Sony Classical or Nonesuch records haven't got them in their artist roster. Maybe because it implies a huge risk. The pickPocket Ensemble sound makes you want to travel. To travel specifically to Eastern Europe, and get lost into landscapes and towns full of different people, with alien but somehow familiar traditions.




The band, which has become through the years a continuing changing and evolving back-up group for Corrigan's accordion, extracts melodies from Middle East and the former Iron-Courtain countries, blending them with Americana, but not enough to make them sound local. They need to explore a little bit of Polka and Bluegrass, but that's just my opinion.






Their debut album, International House Of Dreams, put the band on a tiny little spot in the Bay Area record circuit and it's a very hard to find album. A Streetcar Too Far is impossible to get unless Aquarius decides to re-release it. Corrigan suggested re-recording it and that would be a good idea too, if the new material gets included in a package with the old one.








Both albums were calling for a peak, and it was reached after painfully changing instruments, musicians and recording locations. An instrumental tale of unrequited love and passion for travel, ...If I Were A Highway took three years to make and it seems that Corrigan found a niche to hang out for a while. Fingerpainting In Red Wine, their fourth Studio Album, is another trip companion to faraway lands and introspective moods, highlighting a tune called "Renee at Ocean Beach," in which guitarist Tim Fox play a lullaby for Corrigan's daughter. As good as it gets, the pickPocket Ensemble music also calls for a major recording deal, with no restrictions nor compromises. Nowadays it might sound impossible, but...





The pickPocket Ensemble CDs are available on Bazaar Cafe, Aquarius Records, CD Baby or by emailing Rick Corrigan.

Sunday, November 7, 2010



Con respecto a los recientes acontecimientos de adquisiciones de radios y cambios radicales de formato, se me vino a la frágil memoria la historia del terrible cambio de música que ocurrió con mi radio favorita.


He mencionado más de una vez que traicionar la confianza del cliente es lo peor que le puede pasar a un negocio. También se da el caso inverso. Hace 21 años, Radio Panamericana dejó de existir para mí al cambiar, de un día para otro, su formato musical. Era una radio pop-rock con música moderna en inglés y, de forma creciente, en español. La radio llevó a Lima a artistas como Indochine y Soda Stereo, con espectaculares conciertos en el deslumbrante coliseo Amauta de Chacra Ríos. Era una radio que yo escuchaba todo el tiempo, desde mis 13 hasta mis 16 años. Adoraba dormirme escuchando la radio durante la noche. Adoraba a sus locutores, sus cuñas musicales y, en general, seguía semana a semana sus rankings musicales. La mejor canción de la semana era denominada "la Más Más", que era el tema más difundido y, probablemente, el más votado.


Me parece increíble que ahora, 21 años después, la gente de Panamericana y de otras radios de la época se hayan “reencontrado” conmigo, aún sabiendo que en esa época yo era un simple oyente que habrá llamado a la radio no más de dos veces.


Una triste mañana de 1989, me levanté escuchando salsa en Panamericana. El formato había cambiado entre gallos y medianoche. Creí que alguien había cambiado el dial a Radiomar Plus, otra radio salsera de Lima que, a diferencia de Panamericana, respetaba a sus radiooyentes manteniendo estable su formato. Pasar de la noche a la mañana de una radio rock a una radio salsera, conservando la misma administración y empleados, dice mucho del poco interés que tiene una radioemisora en crear fidelidad por parte de sus oyentes. Excusas van y vienen: falta de auspiciadores, poco interés, baja audiencia... y al final, "tenemos que cambiar el formato. Es lo único que nos queda".


No. Lo único que les queda es o seguir peleando por su radioaudiencia. O suicidar la radio gloriosamente con una gran fiesta de despedida; para así hacer saber al mundo que la radio no está más cerca de la gente. Panamericana ha estado tocando salsa y música latina en general desde 1989 y estoy seguro que ahora hay mucha gente que la sigue, especialmente jóvenes, y que gusta de la música que la radio difunde. No hay nada malo en eso: la radio ha creado dos o tres generaciones más de oyentes fieles, los cuales dudo se llevarán una decepción tan grande como la que me llevé en 1989. La salsa no pasará de moda ya que vende sexo y alcohol, más que el Pop Rock que también lo hacía y bien rico. Más que el Heavy Metal. La salsa llena estadios de manera constante. Más que los esporádicos conciertos rock de viejas glorias que visitan Lima. En ese aspecto, los oyentes fieles actuales de Panamericana pueden estar tranquilos.


Pero quiero que se pongan en los zapatos de los oyentes decepcionados, como yo con Panamericana. Como otros con Telestereo, Stereo 100, Zeta y otras que cambian de formato y de dueños rápidamente, al no poder con sus deudas y no ver más allá de sus narices, ignorando el potencial que tienen de crear no sólo cultura, sino diversidad musical en el dial. No sólo en Lima, Perú, sino en otros lugares del mundo. En Santiago de Chile, una radio de rock clásico pasó de la noche a la mañana a ser una radio simplemente... clásica. Mi querida Radio Sol de Arica, Chile, eliminó su formato adulto-contemporáneo y se convirtió en una radio pop-rock bailable, mandando al cuerno a Sade y dándole la bienvenida a los Vengaboys. En San Francisco, la Arrow, una radio de rock clásico del firme, pasó de la noche a la mañana a ser una radio country. Los oyentes tratan de encontrar otra radio, o ninguna.


En mi caso, después de perder a Panamericana me fui por un rato a Doble 9, una radio rock con una audiencia y un formato muy establecidos, pero con un tufo a snob que me hacía sentir incómodo -nunca me entendí con la pituquería. Ellos no me entienden ni yo a ellos-. Stereo 100 FM también estaba, y ésta fue la primera radio que escuché que sólo tenía "éxitos de siempre", es decir, la primera radio de Rock Clásico. Llegué a Telestereo y Carolina FM y me quedé por ahí hasta el 2000. Panamericana, la Radio Láser, seguía musicalizando bares y unidades de transporte colectivo. Aprendí, como muchos otros, a superar la decepción, la debacle, la ofensa que significa que una radio deje de difundir la música que te gusta. Es quizás por eso que hoy, 21 años después, me muestro pensante ante tanto cambio. Una cosa es cierta: la radio está cerca de la gente cuando la gente y la radio lo desean. No cuando una de éstas decide cortar de súbito.

Wednesday, November 3, 2010

Cortesía de, ejem, "Pichón" y de su blog "Beatles DVD Inéditos". Gracias a Mike Mantilla por el reenvío.



POR QUÉ NO VINO McCARTNEY

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