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Friday, July 27, 2018

Marco Aurelio Denegri
 
La muerte del
intelectual peruano nos hace reflexionar sobre cuánto usamos nuestros cerebros
en el poco tiempo que tenemos en la tierra.












Leí a Marco
Aurelio Denegri por primera vez en 1992, cuando había escrito para una revista
de corta vida llamada Vea un
interesante artículo de contenido sexual. Se notaba de lejos que el tipo sabía
de lo que hablaba y que no se callaba nada en lo que respecta a la sexualidad
humana. Tenía un estilo basado en la información. Cada párrafo transmitía algo
nuevo para aprender y no se repetía a sí mismo ni tampoco buscaba impactar
“solo por impactar”. La revista Vea
era un intento desafiante de crear una Playboy peruana moderna, con modelos
peruanas desnudas... pero lamentablemente implotó. A Denegri le perdí el rastro
hasta aproximadamente en 1998, cuando apareció hablando (más que nada
monologando) y entrevistando gente en su programa A Solas Con Marco Aurelio Denegri. Los entrevistados parecían patos
de feria a punto de ser abaleados intelectualmente por un tipo que
probablemente se había estudiado todo sobre ellos, y estaba listo para
preguntarles sobre el contenido de su obra, mas no de su vida privada: Denegri
tenía poco interés en el chisme, pero sí en la verdad, venga de quien venga. Al
ser tan objetivo y punzante, Denegri creó una forma única de entretenimiento en
la TV: la máxima expresión de la cultura basada en la palabra, mas no en la
imagen visual. Denegri fácilmente pudo haber tenido un programa de radio
matutino pero no lo tuvo
; vaya usted a saber por qué –quizás nadie tuvo
los cojones de ponerlo disponible a tanta gente que manejaba sus autos rumbo a
sus labores escuchando noticias deprimentes y música aún más deprimente
todavía.








A Denegri le importó un pepino la coyuntura política o
social del Perú. Él viene de una estirpe de limeños de los que van quedando
pocos: los interesados en el conocimiento y los que no les molesta debatir y
plantear propuestas basadas en hechos, no en ideologías ni religión. Leyó la
Biblia y en un debate sobre la pornografía, citó un pasaje: “antes de hablar,
infórmate”. Ese podría ser su epitafio.








Amó a la mujer y al sexo, pero más que nada, amó el
conocimiento de estos dos temas estrechamente vinculados. Le fascinaba
descubrir puntos de vista, experiencias y situaciones tan inverosímiles como habituales. En toda
esta búsqueda, que no fue infructuosa, Denegri se posicionó en un flanco muy
solitario y a la vez lleno de inteligencia. El latinoamericano promedio detesta
la soledad, la
marginalidad, y adora vivir ignorante para no lidiar con lo vasta, compleja y
profunda que es su vida. Denegri vivió una vida probablemente aburrida para
muchos y quizás me incluyo, pero él creo que tenía un plan: obtener todo el
conocimiento posible como
ritual placentero e irse sin la menor rimbombancia posible. Esto último le
salió mal porque Denegri en vida fue una persona muy respetada y querida y a
este tipo de personas se les llora cuando mueren.




Marco Aurelio Denegri es quizás el peruano más ilustre de
los últimos 50 años y un auténtico bastión de la intelectualidad. A sus 80 años
logró el cariño de una juventud cansada de la mediocridad y deseosa de saber.
Aunque sus programas de TV tenían bajísima sintonía, eran muy disfrutados por
los cuatro gatos que lograban verlos. Con la venia de Youtube y del canal del
estado peruano, Denegri vivirá por siempre en ese escenario simple y a la vez
intimidante.

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