"La obligación moral del verdadero hombre culto –dice el gran novelista Henry Miller– es corromper. Sí, corromper, y corromper especialmente a los jóvenes, a los niños. Hay que salvar a las nuevas generaciones de la obra nefasta de la educación. Hay que abrirles los ojos a nuestros hijos, por fin, después de muchos años de obscurantismo. Los grandes hombres del pasado, Sócrates, Jesús, San Francisco, todos ellos fueron terribles corruptores. Sus palabras y sus ejemplos disgregaron el orden establecido, liberaron los sentimientos reprimidos, dieron nuevo valor a los estímulos de la mente y del cuerpo. Pero ahora nos hallamos en una encrucijada: felicidad o destrucción. El hombre debe elegir."
Disidente y crítico insobornable del Sistema, Miller dice frontal y resuelto en la página inicial de su Trópico de Cáncer lo siguiente:
"¿Y qué es, entonces, esto que escribo? No es un libro. Es libelo, calumnia, difamación. No es un libro en el sentido ordinario de la palabra. No. Es un insulto prolongado, un escupitajo en la faz del Arte, una patada en el culo a Dios, al Hombre, al Destino, al Tiempo, al Amor, a la Belleza..., a lo que gustes y mandes. Voy a cantar para ti, un poco desentonado, quizá, pero cantaré. Cantaré mientras te estés muriendo y bailaré sobre tu sucio cadáver."
Marco Aurelio Denegri. Encontrado en el Diaro La República del 19 de Febrero del 2996.