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Tuesday, September 29, 2020















Podría afirmar, sin duda alguna, que el suceso fonográfico más importante de 1995 fue el regreso de "los cuatro grandes de Liverpool" gracias a sus "nuevas" producciones. Los Beatles reaparecen finalizando el siglo ante una nueva generación de fanáticos dispuestos a escuchar el mejor rock and roll jamás grabado; a oír diferentes versiones de las canciones que quedaron en la memoria de los baby boomers y a desempolvar temas olvidados por el productor George Martin y los ejecutivos de EMI, la casa discográfica de Los Beatles desde 1962 hasta la fecha.

 

Esta idea no es tan reciente ni sorpresiva como se pudiera pensar. Había estado forjándose desde 1992, año en que se celebraban los 30 años del primer single, "Love Me Do" y las bodas de plata del álbum cumbre de la música pop: Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band. El proyecto de juntar material como para una caja de discos compactos y un extenso documental fue concebido por Paul McCartney con el nombre de The Long And Winding Road (igual que un tema compuesto por él durante la disolución del grupo); pero la EMI se mostraba reticente por razones desconocidas. El año clave sería 1995; cuando se conmemorara el vigésimo quinto aniversario de la separación legal de Los Beatles y 15 años de la absurda muerte de Lennon.





Pero desde mucho antes de la realización de este proyecto, mi grupo de amigos coleccionistas ya conocíamos ciertas rarezas sonoras de los Beatles gracias a la piratería fonográfica. Todos habíamos completado la colección original antes de cumplir dieciséis y queríamos más música. Sabíamos de la existencia de grabaciones no autorizadas que ofrecían mucho material que la EMI no había editado; de ahí que conseguir grabaciones raras se convirtió para nosotros en un feliz redescubrimiento del sonido Beatle; como si ellos lanzaran nuevas canciones sólo para nosotros.








En el caso de los Beatles, la razón objetiva de la piratería es evitar el pago de los derechos de autor de las canciones Lennon—McCartney (cuyo mayor accionariado pertenece ahora a Michael Jackson) para una mayor ganancia de los productores. Meses después de la separación de los Beatles, alrededor de 1971, los corsarios del sonido empezaron a hacer de las suyas gracias al mejoramiento de los equipos amateur de grabación de conciertos y su posterior copiado. Allegados a los Beatles ya habían difundido ilegalmente las cintas guardadas por la EMI (quizás a sabiendas de los cuatro).








Para 1977 la piratería había saqueado los archivos de la mayoría de rockeros, sin olvidar a los Fab Four. Un caso excepcional fue el de una vieja grabación de una actuación en Hamburgo, allá por 1962. Debido al éxito de esta grabación pirata, un pequeño sello alemán compró la cinta original a su dueño y la editó legalmente. Esta reliquia era uno de tantos testamentos dejados por una banda de rock and roll antes de ser la mejor y más popular del mundo. Desde entonces los piratas empezaron a desempolvar muchas grabaciones "ocultas" para asombro de los beatlemaniacos. Se podía oír a unos adolescentes John, Paul, George y Stuart Stutcliffe tocando "That'll Be The Day" de Buddy Holly o probando sus primeras composiciones propias. En esas grabaciones de contrabando se oían temas de Lennon-McCartney tan notables que habrían sido grandes éxitos si la EMI los hubiera lanzado como "I'll Be On My Way" o "That Means A Lot." Estas grabaciones eran sustraídas, copiadas y regresadas a los estudios por los piratas fonográficos que vendían las copias a buen precio entre las disqueras ilegales. Se distribuían clandestinamente, copias de copias, entre disc—jockeys, fans y coleccionistas en Inglaterra y de ahí a Europa y Estados Unidos. Las grabaciones piratas que llegaban a las diversas compañías ilegales del mundo estaban plagadas de siseos, distorsiones y ruidos originados por la pésima calidad de las copiadoras. Además —más peligrosos aún— estaban el tiempo, el polvo y la humedad, que hacían que las cintas originales archivadas se fueran deteriorando poco a poco.









Casi todas las sesiones y actuaciones importantes realizadas por los Cuatro Grandes están en el inmenso catálogo pirata. ¿EMI? bien gracias, haciéndose la vista gorda: "no sabemos nada". Los fans como mi grupo de amigos se regodeaban con todas esas joyitas que aquí se adquirían primeramente en informales del centro de Lima y luego, con la llegada de los CDs, hasta en algunas tiendas limeñas. "¿Por qué la EMI no lanzará estas cosas con una mejor calidad de sonido?" nos preguntábamos siempre que escuchábamos un tema de los archivos.










El resumen de material inédito más interesante, aunque de sonido defectuoso debido a las innumerables copias, es una colección ilegal de 2 cajas de CDs quíntuples llamadas The Beatles Artifacts 1 & 2 aparecida entre 1993 y 1994 y editada por un supuesto "sello" discográfico "italiano" (se rumorea que la mayoría de CDs piratas que vemos en el mercado "negro" se manufacturan en Panamá o en alguna otra zona franca, lo cual no puedo demostrar). Esta colección nos permitía sumergirnos en magníficos instantes de la vida de los Beatles como las sesiones de su primer álbum; la famosísima presentación en el Show de Ed Sullivan; Paul cantando el melodioso tema "That Means A Lot;" una versión de 17 minutos de "Strawberry Fields Forever" —empezando con John ensayándola con su guitarra hasta la versión orquestada con música de cámara y cuarteto de cuerdas— y los ensayos hindúes de George Harrison llevando la música de occidente hacia niveles más avanzados de entendimiento. La colección Artifacts tenía fallas de audio espantosas, pero valía la pena conseguirla o copiarla debido a su contenido histórico (eso es lo bueno de los piratas, que no se complican la vida con derechos e impuestos).









Mis amigos y yo estábamos seguros de que era la mano de Paul la que había rebuscado, extraído y publicado tan maravillosas reliquias; lo cual nunca se podrá probar del todo ya que ningún fan querría acusar a su ídolo de evasión de impuestos. Y es que ahora Paul recibe menos regalías por sus canciones de las que recibe el mayor accionista, Michael Jackson (quien pagó una millonada por los derechos de Lennon—McCartney) o Yoko Ono (debido a una ley inglesa que pensiona a las viudas e hijos de autores fallecidos). Por eso es que Paul gana una miseria si alguien graba legalmente Yesterday, escrita por él pero fichada como Lennon—McCartney en los registros, lo cual creo que fue un error. Me imagino a Paul quejándose de esto con su esposa Linda: "No puede ser que otro gane más que yo por canciones que yo mismo escribí. Encima tengo que pagar impuestos, que me quitan el 80% de mis ganancias y ni EMI ni Capitol Records mueven un dedo por mí ni por mi pasado. Ni contar con ellos para difundir estas rarezas que mis fans esperan." Una nota curiosa que me hizo sospechar: en las libretas mal impresas que vienen con la colección Artifacts, aparece más veces la cara de Paul que las de los demás escarabajos.



En noviembre de 1995, ante la expectativa de la difusión del programa Anthology por la cadena ABC, un conocido nuestro apodado "El Pirata" (solamente compra, vende y colecciona música de contrabando) se presentó con su Walkman y me invitó a ponerme los audífonos. Ahí pude escuchar con suma dificultad a John y su piano cantando Free As A Bird, en una pésima grabación casera de 1977. Según me contó el Pirata, el cassette, que lo compró a un ambulante en el centro de Lima, contenía fragmentos de un programa radial difundido en Londres poco después de la muerte de Lennon. En esos audífonos se escuchaba la cinta original sobre la cual George, Paul y Ringo habían tocado y cantado para que sea el primer single de los Beatles en 25 años. Era un sueño para cualquier fanático menor de treinta que no pudo gozar la Beatlemania en su propio tiempo. La EMI no podía quedarse atrás ante la piratería que les robaba dinero ni ante el renacimiento de la filosofía Beatle gracias al éxito reciente de bandas inglesas como Oasis y Blur, pertenecientes a la nueva "invasión británica."

 


Apple Corps., la disquera creada por los Beatles, reconoció, por fin, la existencia de esos archivos ya saqueados por los piratas y sus ejecutivos dijeron: "Tenemos que mostrarlos. Sólo hay aproximadamente diez horas de material original de los Beatles y en total hay más de trescientas. Tenemos que darles una paliza a los Piratas de una buena vez". En diciembre de 1994 la EMI lanza The Beatles Live at The BBC, con casi sesenta canciones que fueron parte de su repertorio en sus continuas visitas a la emisora radial British Broadcasting Corporations entre 1962 a 1965. Este formidable CD doble tenía la noble misión de tantear el mercado y ver la respuesta del público que esperaba ansioso el material inédito prometido a inicios de 1994. El álbum llegó al tope en las listas británicas y al Top Ten en Estados Unidos y la EMI dio luz verde al proyecto Anthology: un álbum enorme de rarezas y un especial de TV que reunía a los tres Beatles vivos para que cuenten, en sus propias palabras, su gran ascenso al Olimpo de la música. Contaban con Jeff Lynne (de ELO) como productor para los nuevos singles "Free As A Bird" y "Real Love", las cintas caseras de John que Yoko entregó a Paul a inicios de 1994.





Anthology 1 contiene los primeros intentos de los Quarrymen registrados en frágiles discos de carbón de 78rpm; nos lleva a Hamburgo y redescubrimos la tradicional y nostálgica My Bonnie, cantada por Tony Sheridan y producida por Bert Kaempfert. Incluye además temas de algunas de sus presentaciones más notables como la del London Palladium ante la Familia Real (es ahí donde John, antes de cantar Twist and Shout, pide a la concurrencia de la cazuela aplaudir y a la nobleza que cascabelee sus joyas). Lo más sorprendente de este volúmen es la nitidez de las sesiones para la Decca records. En 1962 John, Paul, George y el baterista Pete Best grabaron unos demos que fueron rechazados después por los ejecutivos de la disquera. Alguno de ellos habría dicho: "Hay demasiados grupos mediocres con guitarras que en cualquier momento pasarán de moda. No son rentables". Después de ver el enorme éxito en Inglaterra de aquellos melenudos antes despreciados por ellos, Decca no dudó en contratar a los Rolling Stones apenas se presentaron. Contiene además breves comentarios en distintas épocas de Lennon, McCartney y Brian Epstein, el manager que los hizo supergrupo; junto con las poderosas sesiones de sus cuatro primeros álbumes.





Anthology 2
, dada la época (1965—1968) y las sesiones tan inteligentes y productivas que explora, es el mejor volumen de la colección. Poco a poco los Beatles dejan de ser los reyes de los conciertos para ser los amos del estudio Abbey Road; al haber dejado los conciertos y las giras atrás debido a las serias limitaciones creativas que obligaban a ejecutar todo lo grabado en un escenario. Es en esta época también en que John y Paul empiezan a escribir canciones por separado (si es que no lo habían hecho antes), con colaboraciones esporádicas. Cada uno presenta un estilo individual que compite por sobrepasar en creatividad al otro. En estos años los Beatles se olvidan de los covers en sus Lps para dedicarse de entero a sus ideas al saber que ninguna banda los superará, ni siquiera sus archirrivales Rolling Stones por más esfuerzos que hagan. Pero no se trata de un éxito aislado ni mucho menos ya que en estos años la denominada revolución cultural de los sesenta llega a su máximo punto, paralelamente con la música de Lennon y McCartney. A partir de 1966, con su sorprendente Revolver, los Beatles se expandirían al infinito, hacia la cumbre del estrellato, a la adoración extrema de sus seguidores y a la sumisión total de sus detractores y críticos más severos. En este segundo volumen los escuchamos compitiendo sanamente con los Stones con un tema instrumental de R&B llamado 12 Bar Original; oímos a George cantar desganado "Everybody's Trying To Be My Baby" en el Shea Stadium (sin que nadie le pueda oir bien debido a los chillidos ensordecedores) y la apatía de las actuaciones en vivo se hace evidente; John prueba sonidos al revés y melodías extrañas y alucinógenas en "Tomorrow Never Knows"; Paul graba a un doble cuarteto de cuerdas ejecutando "Eleanor Rigby"; George hace lo mismo con músicos hindúes viajando por el río Ganges y tocando la sítara en "Whitin You Whitout You", la melodía más innovadora, reflexiva e interesante del Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, obra cumbre de los Beatles sin duda alguna.







Anthology 3 completa la trilogía de material inédito con las sesiones del álbum blanco, un extenso e histórico bloque de versiones acústicas, las sesiones de Let It Be y Abbey Road, algún número inspirado en hierbas inhalables y un lamentable medley de rock and roll con Lennon a la cabeza, simplemente acelerando los contratos por cumplir para la ya inminente y redentora separación.

 


Las críticas negativas a la colección Anthology no se centran en el material presentado ni en el sonido, que son excelentes y de primer nivel en comparación al material de contrabando; sino en la forma de venderse la colección y el tufo a oportunismo de la EMI con todo el mercadeo con el que se le conoce. Ya lo explicó Pedro Cornejo en la revista Debate en 1994 al esclarecer hacia qué público apunta el desempolve de música de hace 25 años y llamarlo Classic Rock: al público cuarentón que puede comprar más discos que un chiquillo fanático de Pearl Jam y Nine Inch Nails que a duras penas puede con su propina adquirir el Vitalogy o el Downward Spiral. Por lo visto es ahí donde se encuentra el secreto del "reciclaje" que hace aparecer a los Beatles en los primeros lugares de las listas 25 años después del desbande. Al parecer éste fenómeno no sólo ocurre con la música pop; sino con las formas de vestir, con las artes plásticas y, en cierta medida, con el cine. No pretendo hacer una apología a la piratería fonográfica que tanto daño hace a la industria fonográfica a nivel mundial. La copia de un disco original para ser vendido a bajo precio es un delito aquí y en Inglaterra; pero para un coleccionista obtener una canción inédita es un privilegio que lo distingue de los demás compradores interesados solamente en los limitadores e incompletos discos "grandes éxitos". La EMI ha esperado demasiado tiempo y el negocio de discos y los gustos cambiaron, pero los fab four no. Para los admiradores incondicionales, Anthology busca revivir la Beatlemanía ahora que estamos lejos de los sesenta y los podemos mirar y oír más objetivamente.







Los Beatles dejaron canciones que se oirán por siempre y mantendrán su vigencia gracias a sus trece álbumes y veintidós singles, pero considerándolos el conjunto musical más importante del siglo XX, toda su obra debe oírse y difundirse; y ésa es precisamente la labor del Anthology y también, pero con menos expansión y libres de impuestos, la de colecciones ilegales como Artifacts y otras tantas. The Beatles Anthology 1, 2 & 3 es la colección oficial de material "inédito" más importante para un buen fanático de los Beatles y la razón más grande para celebrar, al filo del siglo, a esta maravillosa banda de cuatro chicos de la clase trabajadora que cambiaron el mundo sin disparar una bala.







Recomendamos leer el libro Beatles Anthology (Chronicle Books, 2000).







3 comments:

All Blog Spots said...

nice blog

Luis Guadalupe said...

Hola mi estimado Javier. Muy bueno tu post, bien detallado sobre lo que fueron estos 3 volumenes del "ANTHOLOGY". Sin duda, quisieron dejar de estar rezagados ante tanta versión pirata y dieron en el clavo para el gusto del fan, y encima con dos "nuevos" temas, muy buenos.

Un gran abrazo.

LUCHO

Javier Moreno-Pollarolo said...

Gracias Lucho. Este artículo en verdad apareció en la revista "Debate" en 1996, escrito por mí. Sin embargo, apareció desfasado: Había escrito hasta sobre el Anthology 2, y cuando salió la revista, Anthology 3 ya se había lanzado. Así que tuve que actualizar el artículo y poco despúes, el 99, juácate, apareció en mi página web :).

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