CHARLY GARCIA
...enfermero. Decir que la música de Charly García está limitada a la trilogía que Piano Bar cerró en 1984 luego de Yendo De La Cama Al Living y Clics Modernos es ser ignorante. Charly contribuyó al Rock de una forma vasta y genial. Sin embargo, decir que estos tres discos son su mejor momento creativo es estar en lo cierto.
Piano Bar representa en esta trilogía el regreso del exiliado a una Buenos Aires completamente vejada durante la dictadura militar. Charly ya había cantado sobre las Malvinas en "No Bombardeen Buenos Aires" y sobre los desaparecidos en "Los Dinosaurios." Esta vez su visión del fin del régimen militar argentino era más personal. Se había convertido en un rockero que estaba siempre en gira y demolía hoteles mientras el argentino común se las arreglaba para salir a la calle sin que le caiga una bala perdida, o peor, no regresar a casa. Este final de la trilogía no es nada reconfortante ni esperanzador. Al contrario, la melancolía se apodera del roquero hacia el final, dejando su legado a músicos más "colocados" en la onda electrónica como Fito Páez (de hecho le dedicó el gran final del disco, la desoladora "Total Interferencia".)
Pero no todo en Piano Bar es triste. También hay furia y transgresión típica de un músico capaz de tirarse de un noveno piso a una piscina y tirar un vaso de whisky a Bjork, con hielos y todo. "Rap Del Exilio" y "Cerca De La Revolución" son los temas más políticos que Charly haya compuesto jamás, y al parecer no volvería a abordar el tema en sus discos -escucharlo dar declaraciones sorprende a cualquiera-. Juega con palabras con la misma intensidad que los síncopes de su sección rítmica en "Promesas Sobre el Bidet" y "Tu Ve Tu Amor," canciones hermanas sobre relaciones truncas por factores externos (una huída al aeropuerto, por ejemplo.) En sí, el álbum crece como una advertencia a aquellos que se atreven a regresar de un exilio forzado y encontrar que no todos los que se quedaron los extrañaron. Aunque Charly nunca careció de aprecio o añoranza. Su público aún lo sigue admirando, en las buenas y en las malas, porque siente que Charly en el fondo les tiene un cariño sincero.
Charly García, de chiquito, pudo haber sido aviador o haber seguido su talento nato para la música y ser un concertista de música clásica y quizás hasta compositor de música para películas, como sus paisanos Lalo Schifrin y Gato Barbieri. Pero no, él llevaba en la sangre la rebelión tan fuerte como su pasión por el rock and roll y sobre todo la disidencia política y social.
Por estos días su estado mental no es de lo mejor y sus fans, como nosotros y las Madres de La Plaza de Mayo, deseamos que salga de ese infierno de adicción a las drogas.
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