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Sunday, February 9, 2014







Los Beatles nunca nos dejaron.




Hace 50 años ocurrió algo mágico, y sus efectos aún los seguimos sintiendo. El mundo moderno, el arte moderno, vio la luz y todo pasó de blanco y negro a un inmenso caleidoscopio de colores. Los Beatles visitaron EE.UU. por primera vez y se presentan triunfalmente en el programa más visto de la época: el show de Ed Sullivan. El impacto de esta presentación aún se sigue sintiendo, y quizás dentro de 200 años se mirará a este momento como ahora se estudia la carrera de Mozart o se admira a la maravillosa Quinta Sinfonía de Beethoven. 





O mejor aún, el momento en que Colón llega a América (aunque hubo muchísima menos sangre en Nueva York de 1964), o la llegada del hombre a la Luna o, en el futuro, a Marte. ¿Qué tal la invención de la imprenta, o del televisor? Piensen en un momento importante para el mundo o sus propios países. Compárenlos con el estallido de la Beatlemanía. Así de fuerte fue.


Hasta 1963, la música pop cumplía solo un papel de entretenimiento. Los Beatles se influenciaron principalmente de los rockeros negros norteamericanos como Chuck Berry y Little Richard. Pero Lennon se identificaba con Buddy Holly y sus Crickets (naturalmente, dados sus anteojos y el nombre de su banda) y especialmente con Elvis Presley. “Antes de Elvis, no había nada”, dijo. Es verdad: al menos en la música popular de difusión masiva, no había pasado nada interesante desde... ¿qué? ¿La revolución del Jazz de los años 20? ¿Bob Dylan? ¿Yma Súmac?








Los Beatles en la era de la

saturación de la información

El momento clave del 9 de febrero de 1964 encuentra a una inmensa cantidad de adolescentes en EE.UU. nacidos después de la segunda guerra mundial. Son estos los que están disfrutando un florecimiento económico sin precedentes. Tienen dinero, empleos que les permiten comprar discos y radios a transistores y mucha, mucha sexualidad reprimida. Las corporaciones grandes habían empezado a matar al Rock And Roll en cuatro estocadas: (1) la muerte de Buddy Holly, The Big Bopper y Ritchie Valens en un accidente de aviación; (2) el encarcelamiento de Chuck Berry por negro, sucio, salvaje, degenerado y evasor fiscal (esta última fue la madre del cordero); (3) Little Richard anunciando su retiro de la música libidinosa hacia la religión; y (4) Jerry Lee Lewis con el escándalo de haberse casado con su prima de 13 años (algo normal en el Sur de los EE.UU.). Pero el tiro de gracia fue mucho peor: el ídolo máximo del rock, el imparable Elvis Presley, luego de su servicio militar se encontraba en un refrigerador llamado Hollywood, filmando bodrios uno peor que el otro, comiendo hamburguesas y acostándose con toda mujer que su manager le ofrecía. El rock estaba muerto y enterrado y le cantaban en su velorio baladistas sanos y asépticos, incapaces de cometer una locura como, por ejemplo, ponerse gallitos ante la prensa o criticar la política internacional de los EE.UU.





Los Beatles, en cierto modo, estaban por llenar un vacío y sí que lo llenaron. Fue un vacío artístico que se expandió al vacío emocional provocado cuando Kennedy murió asesinado en Dallas dos meses atrás. Los cuatro de Liverpool no llegaron cantando “Oswald fue un chivo expiatorio”, sino “I Want to Hold Your Hand”; por tanto las letras no tuvieron nada que ver con la revolución beatle. Fue el sonido y sobre todo la actitud. Millones de chicos se dieron cuenta que la actitud es lo más importante, e incluye también un estilo de vida que implica sacrificios: dejar el hogar familiar, pelear por lo que uno cree... planear una revolución inteligente. Como en toda revolución, hubieron víctimas inocentes y héroes que no debían serlo.





Ed Sullivan sabía del poder que tenían estos chicos en la juventud británica pero aún no estaba convencido de si era algo bueno traerlos a su programa y exhibirlos como curiosidad. Supo de ellos durante unas vacaciones en Inglaterra, y las negociaciones fueron y vinieron hasta que un reportaje de la CBS le hizo ver que ahí estaba el secreto, la magia, el encanto. Sullivan seguro no vio el potencial que esta banda tenía para cambiar el mundo. A ver, seamos honestos, ¿creemos ahora que alguien como Justin Beaber o una banda como One Direction tiene el poder de cambiar el mundo? No. En el momento en que Sullivan y el resto de los EE.UU. reciben a los Beatles, nadie podía predecir nada, igual que ahora. En aquella noche del 9 de febrero del 64, desde el momento en que Paul cantó “All My Loving” hasta el último acorde de “I Want to Hold Your Hand”, los Beatles decimaron el sistema de entretenimiento occidental a guitarrazos. Lo hicieron obsoleto e hicieron surgir una creatividad basada en su ingenio, talento, chispa y personalidad de clase trabajadora. Los compositores en Tin Pan Alley debieron haberse horrorizado y correr a los teléfonos para contactar a la prensa especializada: "impidan su éxito". "No se preocupen, éstos no duran un año", les respondieron.



Al principio parecía que solo eran las chicas las que estaban locas por estos cuatro melenudos, pero en verdad era todo el mundo. Hasta los que los criticaban por su actitud y "pobre musicalidad" sabían en el fondo que estos cuatro jóvenes eran caso serio. He oído comentarios como "me importaban poco los Beatles hasta que sacaron Yesterday’"; es decir, cuando Paul decidió mostrar un lado increíblemente romántico y poético en una canción introspectiva (aunque aún de amor). También he oído esto: “Los Beatles se malograron con ese Revolver y esa canción que empieza con alguien tosiendo”; es decir, cuando los Beatles decidieron explorar más allá de las fronteras que encerraban los gustos de muchos en el público. No se puede complacer a todos, pero pareciera que entre 1964 y 1966 los Beatles lo hicieron.





Todo cambió para bien y para mal. Gente como John Fogerty, Roger Waters, Robert Fripp, Chris Squire, Steve Miller, Jeff Lynne y otros decidieron crear sus propios grupos escribiendo sus propias canciones. “Beatles on Sullivan” fue la respuesta que me dio un profesor de leyes en la industria del entretenimiento en la UCLA, allá por el 2000, cuando le pregunté cuál fue el momento más trascendental en la historia de la música pop. No hay discusión, señor Moreno: Beatles on Sullivan. Yo añadiría otros casi tan importantes, pero imposibles de superarlo: antes del 9 de febrero de 1964: Muddy Waters mudándose a Chicago, la película Blackboard Jungle, Elvis Presley entrando a Sun Studios en Memphis. Luego del 9 de febrero de 1964, solo consecuencias: Lennon diciendo que su grupo es más grande que Jesucristo (algo que creo le costó el liderazgo en el cuarteto), Hendrix en Londres, Monterey Pop Festival, el regreso forzado de Elvis a los escenarios, Woodstock, Altamont, Dark Side of the Moon, Led Zeppelin y sus estadios llenos, la muerte de Elvis, la muerte de John Lennon, MTV. 



Con esta celebración de 50 años, no queda más que seguir disfrutando de la música y encanto de ya saben quiénes.





Dos interesantes artículos del gran autor Joel Achenbach sobre Paul McCartney y los Beatles (están en inglés):





Beatle Juice (aparecido en la revista Tropic del Miami Herald): http://www.miamiherald.com/2014/01/31/3905263/beatle-juice.html





y Be Grateful the Beatles Broke Up:






Lectura recomendada (o mejor dicho, obligada): Tune In – All Those Years, el excelente libro de Mark Lewisohn, primera parte de la trilogía de la historia de los Beatles, detallando el largo y sinuoso camino desde el nacimiento de los cuatro hasta poco antes del estallido de la Beatlemania (el segundo volumen incluirá la visita a EE.UU.): www.amazon.com/Tune-In-Beatles-These-Years/dp/1400083052/emiliocacao

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